El proceso es absolutamente imparable y me alegra muchísimo que sea así. Siento México como mi segundo hogar, amo a nuestra familia allá, me chifla viajar allá para fotografiar bodas y todo eso se va cumpliendo inexorablemente. Nuevos horizontes para nuestra familia y, cómo no, también para nuestro trabajo.
Está costando muchísimo trabajo y esfuerzo, pero la ilusión puesta en el empeño es tan enorme que lo compensa todo. Me encanta viajar a muchos lugares ya sea por trabajo o placer pero lo que siento cuando el próximo viaje es a México es algo muy especial. Las charlas matutinas con Carmen mientras tomamos café, la nostalgia mientras vemos partidos del Barça con Joaquin, el inmenso cariño que nos inspira nuestra adorada Chemon, el amor que compartimos con Majo e Isra (y esas risas, mi rey) y la conexión como hermano que siento por Fuçer. Esas cenas en el Ocho 30 de San Andrés Cholula! Es todo eso y mucho más...
Ya empiezan a ser muchas las parejas de allá (y con eso quiero decir mexicanas, no sólo norteamericanas, canadienses o europeas) las que están confiando en nuestro trabajo y eso ya me llena de algo más que de orgullo, me siento un poquito parte de allá. Creo que incluso acabarán gustándome los chiles habaneros !!! Tengo que volver a parafrasear a Molotov y ya sé que siempre lo hago pero... ¡¡¡ Viva México, cabrones !!!
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