domingo, 24 de marzo de 2013

El ladrón de palabras

Cómo coño acaba uno donde está. Miro la vida de todos y no tengo ni puta idea de cómo acaban donde están, no lo sé....

No soy quién yo creía ser, no lo soy... Y me aterra pensar que nunca lo seré... La frase no es mía, podría habérseme ocurrido a mí pero no ha sido así. Es de una peli. Ni siquiera es de de una gran película. Es de una peli que ví ayer por la noche pero esas frases las podría haber dicho yo perfectamente. Las suscribo palabra por palabra. El tema en sí no importa demasiado pero el fondo, la idea que intenta transmitir sí que lo es...

Me cansa leer cada día lo enamorados que estamos de nuestra profesión, que se está cumpliendo el sueño de todos nosotros de dedicarnos a la fotografía de bodas, de leer posts que dicen todos lo mismo y no dicen absolutamente nada, que parecen todos escritos por el mismo guionista barato de una serie de tercera, de lo maravillosas que son nuestras parejas y lo magnífica y especial para nosotros que fué su boda para nosotros...

No sé si es el miedo, la crisis, o simplemente las directrices que se dan en los miles de workshops que hoy inundan está profesión y donde acudimos a cientos o a miles a que nos den las instrucciones mágicas para sobrevivir y triunfar en esta profesión. Profesión que cada vez tiene más de circo y de vender humo que de otra cosa. Cientos de frases hechas para definir lo mismo. ¿Pero es que uno no puede dedicarse a esto sin hacer y decir lo mismo siempre? Qué cansino...

Pues yo no empecé por vocación, ni me enamoré a primera vista de la fotografía de bodas ni nada por el estilo. Empecé por puro accidente, me dediqué a ello y hace ya unos años que sí, que empecé a disfrutar con lo que hacía, que descubrí que aquello que me alimentaba a mí y a mi familia también podía satisfacerme y realizarme. Hoy disfruto mucho trabajando y no me quejo, pero no me gusta nada lo que rodea este circo. Estoy cansado de tanta miel, tanto peloteo, tanta blogger, wedding planner, event planner o lo que sean, tanto fotoperiodista o cinematógrafo de bodas, tanto workshop, tanto taller y tanta tontería. Hace falta más realismo, humildad y, sobre todo, más autenticidad.

Yo soy fotógrafo de bodas, sí. Que el destino podría haberme convertido en otra cosa, también. Pero sólo tengo una cosa clara. Si fuese mecánico, le pondría las mismas ganas, voluntad, cariño, horas de trabajo, afán de superación y entusiasmo que le pongo hoy pero sin tanta soplapollez. Y yo habré sido el primero en serlo pero hay que aprender a ver las cosas y en esas estoy.

La verdad te hace libre. Y eso sí es cierto.





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